Report | February, 2011
Doñana y el Golfo de Cádiz
La importancia ecológica del golfo de Cádiz es conocida desde hace miles de años, gracias a los antiguos textos clásicos que mencionaban la abundancia de sus pesquerías y la presencia de numerosas especies animales. Desde las fantasiosas historias de Estrabón, que asimilaban los atunes a los cerdos, por alimentarse de bellotas que caían al mar desde encinas costeras que se extendían hasta más allá de las columnas de Hércules; a la documentada producción y comercialización de “garum”, procedente de la maceración con sal, aceite, vinagre y hierbas aromáticas de intestinos y otros restos de escómbridos.
El temprano asentamiento de factorías púnicas puso esta zona atlántica en el mapa mundial, a través de sus características pesquerías y el comercio de sus productos, que ganaron fama internacional.
Pero la explotación pesquera, a través de la que se ha conocido la diversidad de especies de interés comercial para el ser humano, sólo nos ha ofrecido una pequeña muestra del total de especies marinas existentes y, en consecuencia, de los ecosistemas de los que forman parte.
Pese a esta importancia, la conservación marina no ha sido una de las actuaciones prioritarias en esta zona.
Uno de los inconvenientes en la protección de hábitats y especies ha sido la escasa atención y conocimiento sobre el medio marino, cuyo interés se ha reducido a su explotación comercial y rutas marítimas. Consecuencia de esta realidad, nos encontramos ante un entorno poco conservado en términos de superficie marítima protegida y con afecciones y amenazas sobre sus ecosistemas. Los estudios desarrollados en los últimos años han puesto de manifiesto la alta biodiversidad presente en el golfo de Cádiz, sin embargo, aun existe una carencia de información importante, que se incrementa al alejarnos de la costa. Los hábitats costeros ocupan buena parte de los estudios existentes, donde se resalta la importancia de la avifauna, la diversidad de especies autóctonas dunares, las especies del intermareal rocoso y sedimentario, etc;
Las publicaciones de la zona infralitoral y circalitoral van enfocadas principalmente a especies comerciales o describen las características físicas y geológicas. Sin embargo, los pocos estudios publicados destapan una alta diversidad de especies de flora, entre ellas, varias especies de fanerógamas como las Zostera spp. o la Cymodocea nodosa, algas rodofíceas o feofíceas, la mayoría descritas entre Mazagón y la desembocadura del Guadalquivir.
Respecto a la fauna, encontramos especies comerciales como la coquina (Donax trunculus) o la chirla (Chamelea gallina), pero la diversidad de moluscos, así como del resto de fauna marina, es muy abundante. Se describen especies de crustáceos como el barrilete (Uca tangeri), cefalópodos como el pulpo (Octopus vulgaris), peces como el pejerrey (Atherina boyeri) o el caballito de mar (Hippocampus hippocampus), así como varias especies de anélidos. Además de estas especies, se detecta la presencia de cetáceos como el delfín mular (Tursiops truncatus) o la marsopa (Phocoena phocoena) y tortugas marinas como la boba (Caretta caretta) o la verde (Chelonia mydas).
Los muestreos de Oceana durante los últimos tres años han demostrado la presencia de una gran diversidad de moluscos y peces, así como ascidias, holoturias, estrellas de mar, erizos, anémonas, bancos de misidáceos, copépodos y diferentes larvas. También sobre las lajas dispersas se han localizado varias especies de corales como Dendrophyllia ramea, o Caryophyllia spp., gorgonias como Leptogorgia sarmentosa o Elisella paraplexauroides, además de hidrozoos, briozoos, esponjas, tunicados, etc.
La situación del sector pesquero en la zona es, en términos generales, difícil. La sobrexplotación de los caladeros del golfo de Cádiz por un exceso de flota y un gran esfuerzo pesquero ha desembocado en una situación insostenible para el sector que faena aquí. Además, el uso de artes de pesca destructivas o el incumplimiento de las normativas han incrementado la mala situación de las poblaciones de especies pesqueras y sus hábitats.
La flota principal del golfo de Cádiz está compuesta por artes arrastreros -dirigida principalmente a la gamba blanca (Parapenaeus longirostris)-, cerqueros y artes menores, entre las que se incluyen rischios (dragas hidráulicas), rastros o palangres. La principal flota en función de la potencia es la arrastrera, que además es una de las más agresivas con el ecosistema; sin embargo, según el número de embarcaciones, las artes menores son las que adquieren mayor protagonismo y, excluyendo a los rischios, pueden ser las más respetuosas y relevantes tanto en términos ecológicos como socio-económicos.
Oceana pretende resaltar la importancia ecológica del entorno de Doñana, y el golfo de Cádiz en general, proponiendo medidas encaminadas a su protección. La creación de áreas marinas, como la propuesta que se presenta en este documento; el desarrollo de estudios científicos en profundidad, que pongan de manifiesto la relevancia de los ecosistemas presentes; así como una gestión adecuada de las pesquerías, deben ser los pasos a seguir para conservar los ecosistemas marinos y los recursos derivados de ellos.